El tigre de la locura.
A decir verdad, lo que a mi me ocurre, es que mi vida tiene problemas para lidiar con el pasado... No se me queda atrás, no se me cristaliza, no me deja las sonrisas florecer tranquilas.
A decir verdad, lo que a mi me ocurre, es que el ayer no se me va, mis ayeres son tigres camuflados en el vacio que, agazapados, esperan un punto de distracción para saltar sobre mi silencio y darle un zarpaso de sensaciones, momentos, musica e incluso aromas pasados.
Lo curioso, es que no podria decir precisamente que es algo en especial: Una etapa a superar o por ultimo un trauma... No, no, no es nada de eso. Es, simplemente el gusto por abrigarse en un recuerdo del pasado y darle colores oniricos al extravio por la nada.
Colores. Que huelen a musica, que recuerdan un instante sin nada en particular en que una salamandra rebosa de brasas mientras afuera llueve y las sopaipillas dulces empiezan a arrebalsar una bandeja de lata. Cuando las ventanas dejan escapar risas de abuela y televisores enchapados en madera plastica setentera.
Para mi, los recuerdos son depredadores de mi conciencia, que me atacan de la nada... Como cuando voy escuchando la musica de un supermercado gris y mientras me como un helado empieza a sonar un tema de simply red.
No tiene sentido, lo sé. Pero hay algo en los colores, en los aromas, que le hecha pegamento a mi alma para ponerme a recordar: Que la quise mucho, que duró tan poco, que me enterró un dardo en el pecho, que se fue para volver nunca y que no la recordaba hacía tanto... Y es ahí cuando el tigre entierra sus zarpas entre mis ojos, cuando estoy de nuevo caminando por una playa llena de imagenes de caleidoscopios e inciensos salinos.
Y estas cosas no tienen un tiempo especifico, solo ocurren mientras me como un helado y suena una cancion añeja de simply red... Cuando vuelvo a mirar a mi alrededor la canción terminó hace rato y el helado casi se derritió por completo; Y en mis manos una servilleta mal garrapateada pasa a mi bolsillo para volverse un poema que nunca será.
A veces, me parece que me estoy volviendo loco (O que, al menos, la locura me acecha prolijamente con sus plumas fuentes enchapadas en irrealidad).
Quizás, un dia el tigre no desgarre solo mis ojos o un helado, quizás no se conforme con llenar mis narices de sopaipillas sureñas o mis oidos de canciones tristes... Quizás un dia me salte encima y no me deje tranquilo en dias, quizás un dia no se me pasen mas los dias, y termine flotando en un oceano de irrealidad a rayas, dando de beber a los tigres de la locura.
Quizás ese dia me encuentre alguien mirando al vacio, y tras un par de dias se lo tome en serio, y me alimenten por sonda, me encierren en un manicomio y me den pastillas que van a dormirme... Y entonces estaré demasiado drogado como para seguir soñando, pero no estaré despierto tampoco.
Aunque quizás ese dia no llegue nunca. Quizás simplemente sea una etapa y eventualmente decida dejar los helados por una dieta balanceada, quizás un dia conozca a una buena madre para mis hijos, un buen trabajo en horario de oficina y tambien un buen servicio de television por cable... Quizás llegue ese dia y el tigre desaparezca para siempre.
Entonces mis sueños serán autos, televisores y cortadoras de pasto. Sueños normales realizables en tres cuotas precio contado.
A veces, cuando estoy durmiendo, me encuentro al tigre recostado en algun arbol de fantasía, fumandose un cigarrillo con su rostro deslavado... Es entonces cuando me acerco a el y le cuento de esto ultimo. Cuando eso ocurre le ofrezco un trago y le doy unas palmaditas en el hombro, para que sepa que, en lo que a mi respecta, ojala no se vaya nunca.
Y es que, a decir verdad, lo que a mi me ocurre... Es que la locura me parece mejor que la muerte.
3 comentarios
sole -
excelente texto pipe =)
macarena -
Maca
Cataluña de los Rios -